El antiguo oficio de trenzar el esparto tiene un relevo generacional en Jose Simón. Este joven de 35 años de Canjáyar, un pequeño pueblo de la Alpujarra Almeriense, no dudó en continuar con el trabajo artesanal en la espartería de su tío abuelo. No quiere que se pierda la tradición y además le apasiona la vida rural.
Una enfermedad le dejó en silla de ruedas y le obligó a “jubilarse” de la actividad laboral que había desempeñado hasta el momento. Pero esto a Jose no le paralizó en absoluto. Él mismo recoge el esparto, lo trata y lo trenza cuidadosamente para crear cestas, carteras, bolsos, alpargatas, abanicos, fundas para jarrones, alfombras, maceteros y muchas otras piezas de decoración.
También organiza talleres para enseñar a otras personas lo gratificante que puede ser mantener vivo este oficio tan arraigado en la tradición española ¡Y sostenible! Porque el esparto y otras fibras naturales son materiales biodegradables utilizados de toda la vida que vuelven como sustitutos ecológicos del plástico.
Jose está orgulloso de continuar el legado familiar y recuperar el trabajo artesanal con el esparto. A través del proyecto social de Farmers Farm quiere extender el gusto por esta artesanía y promover su uso en el día a día. Y, además de un artesano muy hábil y capaz, también pretende ser un gran ejemplo para todas las personas que piensan en una discapacidad como una barrera. Las personas con discapacidad ¡son capaces!
Frente a la homogeneización de productos fabricados en masa, Jose quiere poner en valor el sector de la artesanía y los valores culturales, locales y rurales que transmite.
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