Agricultura regenerativa, volver a cultivar en equilibrio con el campo
Para los agricultores de Farmers Farm la agricultura regenerativa no es un concepto nuevo. Se trata de prácticas agrarias que han hecho toda la vida. Como estercolar, hacer pastoreo en sus cultivos, regar de manera natural según las lluvias o cuidar de sus propias colmenas.
Es decir, cultivar en armonía con el campo, tratando de devolver a la tierra el máximo posible de recursos utilizados. Todos los granjeros que forman parte del proyecto son conscientes en primera persona de la importancia de cuidar de los recursos naturales.
Con el foco puesto en el suelo, el agua y la biodiversidad, la agricultura regenerativa aúna diferentes procesos para frenar la devastación medioambiental y revertir el daño causado por las explotaciones agrarias industrializadas. Pero, más que un modelo agrícola, es la mejor alianza para luchar contra el cambio climático y el hambre.
Transformar de forma sostenible y ecológica tierras secas en campos fértiles es todo un reto. Y más en el caso de nuestros granjeros, teniendo en cuenta que muchos de sus cultivos se encuentran en el mapa del Geoparque de Granada, una zona catalogada por la Unión Europea como despoblada y desfavorecida, con un clima árido semi-desértico.
¿Cuáles son los criterios mínimos para que la agricultura se considere regenerativa?
La agricultura regenerativa prioriza la sostenibilidad ambiental y la salud humana. Significa que cualquier granja debe contribuir a la protección de la naturaleza, además de producir cultivos comerciales ¿Cómo?
No hay una fórmula única, depende en gran medida de las condiciones de cada territorio, pero sí existen unas prácticas recomendadas. Por ejemplo, la asociación AlVelAl establece estos compromisos mínimos para los cultivos regenerativos:
- Proteger la cubierta vegetal, ya sea espontánea o sembrada, manteniéndola segada bien con desbrozadora o bien dejando pastar el ganado. Conservar la vegetación en el suelo aumenta la infiltración de agua de lluvia, frenando la escorrentía y la erosión, y acrecienta la biodiversidad dando refugio a polinizadores y enemigos naturales de las plagas.
- Fertilizar el suelo con compost cada tres años para enriquecerlo. La materia prima debe venir de agricultura o ganadería ecológica, nunca de producción super-intensiva ni usar estiércol fresco por la alta liberación de Nitrógeno (amoniaco) y gases de efecto invernadero.
- Minimizar las labranzas a tres por año y con una profundidad máxima de unos 10 cm, porque un exceso de laboreo reduce la materia orgánica, daña la microbiología del suelo y libera gases de efecto invernadero. No debe utilizarse maquinaria de vertedera, ya que al voltear y exponer la flora y fauna del suelo les causa la muerte. Además crea una zona de compactación que impide crear una estructura estable en el sueño y favorece la erosión.
- Integración del pastoreo. El ganado es un elemento enriquecedor en los cultivos regenerativos porque aumenta la biodiversidad y aporta materia orgánica al suelo. La carga ganadera debe adaptarse a la capacidad del ecosistema (según la Unión Europea no debe superar la producción de 170 kg de nitrógeno por hectárea al año) y el ganado debe ser ecológico y respetar las normas de bienestar animal.
- Captación de agua a través de cubiertas vegetales, zanjas y charcas. En el área del Altiplano de Granada, que tiene una precipitación media de 300 mm al año, es vital frenar la escorrentía y maximizar la filtración de agua de lluvia en el suelo.
- Rotación de cultivos, o al menos cultivos de distintas variedades, para aumentar la diversidad y favorecer la polinización. También es recomendable favorecer el desarrollo de setos vivos de especies autóctonas en las lindes para tener una protección frente a una potencial contaminación.
- Sanidad vegetal. Usar todas las medidas preventivas para evitar el uso de biocidas y, por supuesto, plaguicidas químicos y tóxicos. Solo en casos de emergencia se admiten los productos permitidos por AE, excepto Spinosad, que puede ser dañino para las abejas, y productos con butoxido de piperonilo.
El futuro es regenerativo
Como agricultores, hablar de sostenibilidad ya no es suficiente. La agricultura sostenible se enfoca en la reducción de daños, un primer paso crucial para la riqueza natural. Un productor puede comenzar anulando, por ejemplo, el uso de plaguicidas. La salud de la tierra mejorará y con el tiempo no serán necesarios. Pero cuando, además, se aplican métodos para enriquecer y cuidar el suelo, como plantar vegetación, podemos decir que hemos dado un paso más y tenemos una granja regenerativa.
En resumen, no podemos limitarnos simplemente a reducir nuestro impacto negativo en la tierra. Debemos revertir su degradación para que, por un lado aumente la calidad y cantidad de alimentos producidos, y por otra podamos combatir el cambio climático.